La inmunización destaca como una de las intervenciones de salud más exitosas y rentables, previniendo entre 2 y 3 millones de muertes anuales debido a enfermedades inmunoprevenibles. Sin embargo, en 2019, surgió un nuevo coronavirus a nivel mundial, desencadenando la pandemia y causando miles de muertes. La comunidad científica se centró en encontrar respuestas para la prevención y tratamiento del COVID-19, logrando uno de los mayores hitos en 2020: el desarrollo de vacunas contra el COVID.
La vacunación contra el COVID se implementó a nivel mundial, priorizando al personal de salud como primera línea de defensa contra la pandemia. Luego, se extendió a grupos de riesgo, incluyendo personas con comorbilidades y adultos mayores, para luego abarcar gradualmente a otros grupos etarios. Este enfoque busca fortalecer el sistema inmunológico, desarrollando una memoria inmunológica que reduce significativamente el riesgo de enfermedad grave.
La pandemia de COVID-19 ha resaltado la crucial importancia de las vacunas en el control de brotes. Se han desarrollado diversas vacunas en todo el mundo para hacer frente a la situación. A medida que surgen nuevas variantes del virus y se observa una disminución en los niveles de anticuerpos en los vacunados con el tiempo, se ha implementado a nivel global la administración de refuerzos de vacunación. Estos refuerzos contienen tanto la cepa original como las variantes, subrayando la necesidad de actualizar y capacitar al personal sanitario en las unidades de Inmunizaciones. Es esencial profundizar en los conocimientos sobre vacunación y comprender las bases científicas que respaldan el mecanismo de acción de las vacunas en la generación de anticuerpos y memoria inmunológica para proteger eficazmente a las personas.