La insuficiencia respiratoria aguda es una entidad clínica, que se manifiesta con disnea, y lleva en muchas situaciones, a la utilización de los músculos accesorios de la respiración, y pone a la persona en un estado de indefensión y angustia extrema. El resultado del estudio gasométrico es quien la define: hipoxémica, hipercápnica y/o mixta, siendo sus posibles causas de orígenes múltiples, como ser: fallas de la bomba muscular respiratoria, drive respiratorio y/o sistema de conducción neuronal, metabólicas, obstructivas, traumáticas, enfermedades en el parénquima pulmonar, intoxicaciones, deformaciones de la caja torácica y la falla de bomba cardíaca, entre las más habituales.
El tratamiento se orienta hacia dos objetivos primordiales: responder a la causa que provoca la entidad y la reducción de los síntomas. La oxigenoterapia es la terapia que aplica la administración de oxígeno. La misma puede realizarse a través de diferentes interfaces, invasivas y no invasivas, con disímiles concentraciones de oxígeno (FIO2) y velocidades de flujos. Su elección dependerá del grado de gravedad presente, de los recursos existentes y de los conocimientos del equipo de salud. Éste último punto por fortuna, depende de nosotros.
Se debe atender y poner énfasis en la valoración de los pacientes para adecuar los tratamientos más eficaces y oportunos, teniendo presentes siempre los riesgos biológicos que ello conlleva, y en especial, en tiempos de pandemia – SARS COv-2, sin descuidar la humanización de los cuidados que se administran.